CAFARNAÚM
Por Rosabel Argote
CAFARNAÚM de la directora Nadie Labaki
Retrato doloroso de un niño refugiado que demanda judicialmente a sus padres por haberle traído al mundo: ¿Pornomiseria o bofetada visual?
Un drama con mayúsculas sobre las niñas y niños de la calle, sobre la supervivencia.
Un retrato de la humanidad que, cuando se ve, se queda. Inolvidable.
PAÍS, AÑOLíbano, 2018
DIRIGIDA PORNadie Labaki
REPARTOZain Al Rafeea, Yordanos Shiferaw, Boluwatife Treasure Bankole, Kawthar Al Haddad, Fadi Kamel Youssef, Cedra Izam, Alaa Chouchnieh, Nour el Husseini, Elias Khoury, Nadine Labaki
PREMIOSSeleccionada para el Oscar de mejor película de habla no inglesa en 2018,
Premio del Jurado en Cannes,
Premio de la audiencia en el Festival de Cine de Donostia,
y así hasta 23 premios.
ETIQUETAS TEMÁTICAS
Zain es un niño de 12 años que sobrevive en las calles de Beirut, Líbano. El ingenio es su gran arma para protegerse tanto del entorno hostil que le rodea, como de sus propios padres. Consciente de que nadie tiene en cuenta sus derechos, decidirá hacer algo prácticamente insólito: acudir a un tribunal internacional y denunciar a sus progenitores. Cuando el juez le pregunte de qué les acusa, la respuesta de Zaín será tan directa como sorprendente: “de haberme dado la vida”. Entretanto, en su huida es acogido por una inmigrante en situación irregular que le da cobijo y le deja al cuidado de su bebé, Jonás. Zain y Jonas terminan sobreviviendo en la calle hasta que no pueden más.
CRÍTICA VeCINEMATOGRÁFICA
Cafarnaum es una historia desgarradora. Es una película que lleva al público espectador al límite de lo que puede aguantar. El dolor que se siente en la identificación empática con el personaje principal resulta a ratos insoportable. Lo es aún más, cuando descubrimos que el Zain del filme existe en la realidad: su nombre real es Zain Al Rafeea; y es un refugiado sirio que se instaló con su familia en Líbano en 2013. Llevaba trabajando como cargador en un supermercado desde los diez años, cuando en 2016 fue descubierto en plena calle por la directora de cine, cuando hacía un casting para su película.
De hecho, aunque Labaki centra la trama en el Líbano, el filme no pretende una contextualización concreta en Beirut del drama de un niño en desamparo viviendo en la calle. Por el contrario, Labaki eligió como título para la película el término “Cafarnaúm”, que significa caos, porque describe a la perfección la situación que se vive a diario en muchas calles del mundo. En ese sentido la denuncia de Labaki va más allá del caos libanés, al retratar la vida de este menor como situación trasladable a cualquier ciudad de Brasil o Angola.
ESCENAS DIALOGOS Y DETALLES TÉCNICOS Y ARGUMENTALES QUE NO SE NOS PUEDEN ESCAPAR
- La desesperación de no querer vivir en este mundo
¿Debería un niño poder acusar a sus padres, ante un tribunal, por haberle traído al mundo? ¿Tú qué opinas? - Ayuda humanitaria exclusivamente para personas sirias
En una escena, Zain le pregunta a la niña siria de dónde ha sacado lo que está comiendo, y ella le responde que se lo han dado en una organización caritativa, a la que él no puede acudir porque no es sirio. Los programas de ayuda a las personas sirias de las organizaciones humanitarias no incluyen a aquellos libaneses que se encuentran en una situación económica igual de precaria que la de las personas refugiadas. Si el Estado libanés incumple la Convención de Derechos del Niño de Naciones Unidas, ¿cómo resolver este problema? - Vivir sin papeles
El argumento de la película puede resultar poco verosímil: un niño denuncia en los tribunales a sus padres por haberle traído al mundo. Sin embargo, tras esta premisa inicial, la directora, Nadine Labaki, desarrolla una historia destinada a denunciar las condiciones de vida de todos aquellos que son invisibles para el Estado, aquellos que sobreviven en la ilegalidad por carecer de documentación oficial, como es el caso del protagonista, Zain. La directora lo explica en varias entrevistas: “Si no tienes papeles, no tienes derecho a nada”. ¿Te imaginas vivir sin papeles?
Preguntas y reflexiones para el debate y la dinamización en encuentros y cine-forums
- ¿Cómo y quién puede retratar la miseria?
Cafarnaum, como decíamos, pese a haber recibido múltiples galardones, también ha sido muy criticada por quienes han calificado la película como ejemplo de “pornomiseria”. Nótese que este término nació en los años setenta para criticar a un tipo de cine que se realizaba en Colombia por directores que, sin vivir directamente la pobreza o el mundo de las drogas, se limitaban a realizar un ejercicio de puro exhibicionismo de la miseria. Lo que sí es cierto es que la historia del cine está llena de películas protagonizadas por niñas y niños las cuales retratan el desamparo y la dureza de la calle, desde El chico de Chaplin pasando por La vendedora de rosas de Víctor Gaviria. Y, en ese sentido, la historia a cámara lenta de la supervivencia de Zain en las calles de Beirut, contada sin edulcorantes, podría ser la de cualquier otro niño en cualquier otra ciudad. Si esas imágenes nos interpelan y las decodificamos como denuncia, es algo que debe decidir quién vea la película. - Otro tema es quién denuncia
En otra película incluida también este Catálogo de VeCines (Los Miserables), su director Ladj Ly insiste en que él ha sido un chico de la calle y ha vivido lo que cuenta en su película. ¿Él está más capacitado que otro director o directora, para contar los problemas de los jóvenes con la policía en Montfermeil, un suburbio al este de París? ¿La legitimidad y capacidad de Nadie Labaki para contar la historia de Zain habría sido mayor si ella misma hubiera sido una niña libanesa de la calle?