LIMBO
Por Rosabel Argote

Un albergue en mitad de la nada, en el que viven solicitantes de asilo desde que piden protección internacional hasta que, meses o años después, el Gobierno europeo de turno les notifica si se lo concede o no. Humor seco.

Parodia de la sociedad que primero desprecia a las personas inmigrantes y refugiadas, y luego las acoge con ternura. Cariño, hacia todo un ecosistema de personajes que, como comunidad, hacen entrañable ese “cielo que puede esperar”.

PAÍS, AÑOReino Unido, 2020

DIRIGIDA PORBen Sharrock

REPARTOSidse Babett Knudsen, Amir El-Masry, Kenneth Collard, Vikash Bhai, Lewis Gribben, Kais Nashif, Grace Chilton, Cameron Fulton, Ola Orebiyi, Kwabena Ansah

PREMIOS2020: Festival de San Sebastián: Premio de la Juventud
2020: British Independent Film Awards (BIFA): 4 nom., incl. mejor actor (El-Masry)

ETIQUETAS TEMÁTICAS

Omar es un joven y prometedor músico. Separado de su familia siria, se encuentra atrapado en una remota isla escocesa esperando el destino de su solicitud de asilo. Debido a la escayola que lleva en el brazo, no puede tocar su laúd y se dedica a vagar por paisajes épicos en busca de respuestas a un pasado complejo y a un futuro desalentador. Quizá esté atrapado, pero no está solo. Omar y sus nuevos compañeros de piso asisten a clases de conciencia cultural terriblemente malintepretadas, hacen una maratón de la serie Friends, debaten sobre si Ross y Rachel se han dado un tiempo y Farhad, obsesionado con Freddie Mercury, intenta convencer a Omar de que participe en la noche de micrófono abierto local.

 (Fuente de la sinopsis: Zinemaldia)

CRÍTICA VeCINEMATOGRÁFICA

Existe un lugar entre el cielo y el infierno llamado limbo. En realidad no es un solo lugar; son muchos. En uno de estos limbos, viven personas refugiadas que escaparon del infierno de la guerra o del infierno de la persecución en su país de origen por ser homosexuales, o sindicalistas, o minoría étnica. Creían estas personas que el paraíso celestial estaría en Occidente. Por ello se jugaron la vida y se la siguen jugando para alcanzarlo (3.200 personas muertas en el año 2020 en rutas migratorias en todo el mundo, según la OIM). Cuando logran llegar a sus puertas, el blindado sistema de los países seguros no les permite entrar sin más. Les envía a uno de sus limbos, habilitado por los gobiernos para alojar a solicitantes de asilo durante el tiempo en el que el país de acogida decide concederles el refugio o no.

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ESCENAS DIALOGOS Y DETALLES TÉCNICOS Y ARGUMENTALES QUE NO SE NOS PUEDEN ESCAPAR

Para un visionado guiado de la película, proponemos prestar atención a los siguientes aspectos:

  • Limbos en el Estado español
    La Ley 12/2009, de 30 de octubre, reguladora del derecho de asilo en el Estado español, determina que el Estado tiene la obligación de proporcionar a las personas solicitantes de protección internacional, los recursos para cubrir sus necesidades básicas en condiciones de dignidad, entre ellas el alojamiento. Por ello el Gobierno (desde su Ministerio de Inclusión y a través de la Secretaría de Migraciones), en cumplimiento de esta obligación, desarrolló un Sistema de Acogida e Integración para Solicitantes y Beneficiarios de Protección Internacional (SAISAR) que cuenta con una red estatal de dispositivos de acogida (pisos, hostales, albergues como el de la película Limbo).

    ***En estos momentos, esta red tiene aproximadamente 10.000 plazas fijas, por las que van rotando las personas que solicitan asilo y que piden alojarse en plazas del SAISAR.

    ***Aproximadamente un 30% de quienes piden asilo solicitan entrar en el SAISAR.

    ***En 2019 en el Estado español pidieron asilo 118.273 personas; y en 2020, incluso a pesar de la pandemia, 84.000 peticiones.

    ***Durante 2019 sólo se consiguió prestar asistencia al 83% de los solicitantes de asilo que pidieron su entrada en el sistema, lo que generó una lista de espera de miles de personas.

    ***CEAR es una de las diferentes organizaciones que gestiona plazas de acogida. CEAR gestiona en 2020 1.915 plazas de acogida temporal destinadas a la atención de personas solicitantes de protección internacional, las cuales están distribuidas en Andalucía, Canarias, Cataluña, Comunidad Valenciana, Euskadi, Navarra y Madrid.

    El tiempo en el que las personas solicitantes de asilo residen en estos dispositivos de acogida varía. ¿Te imaginas cómo puede ser vivir en ellos, mientras esperas recibir en cualquier momento una notificación gubernamental informándote de que tu solicitud de asilo ha sido admitida o denegada, como en la película Limbo?

  •  Limbos en Euskadi
    En Euskadi, según datos del Ministerio de Interior, 4.826 personas solicitaron asilo en 2019; 3.395 de ellas en Bizkaia, 891 en Álava y 540 en Gipuzkoa. Del total de las peticiones de asilo presentadas en 2019, CEAR-Euskadi acompañó casi la mitad (2.328) y las principales nacionalidades solicitantes fueron Venezuela, Nicaragua, Colombia y Honduras, por ese orden.

    CEAR Euskadi gestiona en el País Vasco 198 plazas de acogida distribuidas entre los 3 territorios; 106 en Bizkaia (19 pisos), 42 en Araba (7 pisos) y 50 en Gipuzkoa (9 pisos). En estas plazas, las personas solicitantes de asilo residen entre 6 y 9 meses. La cuestión es que en ese plazo no se resuelven las peticiones. ¿Qué ocurre después?

Preguntas y reflexiones para el debate y la dinamización en encuentros y cine-forums

  • Solo 1 de cada 20 va al cielo
    El Estado español solo ofrece protección a 1 de cada 20 solicitantes de asilo. En 2019, apenas 3.000 personas obtuvieron protección internacional, en un año en el que las solicitudes de asilo ascendieron a 118.264. Este 5% es una cifra muy inferior a la media de la Unión Europea, que registra aproximadamente un 30% de resoluciones favorables.

    La película Limbo recoge la historia de varios solicitantes de asilo denegados. Su desesperación al ver inminente su devolución a su país de origen, en el cual fueron perseguidos por su orientación sexual o por pertenecer a una etnia minoritaria, es insoportable. Lo es para los personajes de Limbo, y lo es para las personas de nuestro entorno que, sin que lo sepamos, prefirieron quedarse en el Estado “sin papeles”, que volver al infierno. Para conocer sus historias de primera mano, no tenemos más que mirar a nuestro alrededor y ver, en nuestro portal, nuestro trabajo o nuestra calle, cuántas personas de Costa de Marfil, Mali, República Centroafricana, Honduras, Ucrania… residen aquí, sin un permiso ni un nie, y no por haber delinquido sino porque el Estado un día decidió no protegerles.

    En mano de la sociedad de acogida está el que, una vez expulsados del “limbo” y cerrada la puerta del “cielo”, nuestros barrios, ciudades y pueblos no sean un segundo “infierno”.